Los tranvías de aire comprimido Mékarski

Entre 1873 y 1902 son instalados en varias aglomeraciones urbanas francesas y suizas tranvías que funcionan con aire comprimido. Este método es imaginado por el ingeniero francés Louis Mékarski y es el primero a utilizar el aire comprimido para los transportes.

En los años 1870, Mékarski resuelve el problema del enfriamiento del aire comprimido. A medida que el aire se dilata, él enfría, lo que puede ocasionar la solidificación de las moléculas de agua y taponar los cilindros del sistema. La solución es una pequeña caldera que calienta las piezas de su invención gracias al vapor del agua. El ingeniero de origen polaca innova también por su procedimiento de distribución. El aire comprimido a 80 bares es producido primero en una fábrica central, antes de ser redistribuido por canalizaciones hasta las estaciones de “biberonaje”, donde los depósitos de los tranvías son reabastecidos hasta una capacidad de 530 kg de aire. El aire, aflojado a 8 bares y calentado gracias a su paso en las calderas de agua caliente presurizadas, es enviado al final en los cilindros.

Después de haber funcionado durante cuarenta años, este método es abandonado para ser reemplazado con los vehículos de tracción eléctrica. Louis Mékarski dice que su procedimiento es “el único artificio que permite de utilizar racionalmente el aire almacenado en los depósitos sometido a presiones muy fuertes. Este procedimiento consiste en accionar los pistones a través del aire comprimido seco y frío, pero también de una combinación de aire comprimido y de vapor de agua, cuyo calórico latente se encuentra, durante la expansión, parcialmente utilizado para limitar la disminución de la temperatura”. (Definición del Dictionnaire encyclopédique et biographique de l’industrie et des arts industriels de Eugène-Oscar Lami, 1886, disponible en el la página Internet Gallica).