
En los años 70, diversos organismos relacionados con la industria del automóvil de la Unión Soviética crearon y testaron algunos vehículos que funcionaban con hidrógeno, como por ejemplo las Zhigulis o las Moskvitches. En 1976, los especialistas del Instituto de Ingeniería Mecánica de la Unión Soviética de Járkov realizaron un prototipo de Moskvitch-412 con un motor que funcionaba con hidrógeno.
Además del tanque de gasolina habitual, habían ensamblado sobre la berlina soviética un mini-reactor que incluya un catalizador situado esencialmente sobre unos óxidos metálicos diversos. Pasando por este reactor, el agua era subdividido en hidrógeno y oxígeno, que enseguida eran quemados en los cilindros del motor. Cabe señalar que el sistema de alimentación con hidrógeno era montado al mismo tiempo que el sistema de alimentación con combustible estándar. La cuantidad de agua y de compuesto catalizador era inyectada en el reactor en función de la potencia necesaria. La velocidad de reacción química era controlada por el conductor simplemente apretando el pedal del acelerador.