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La pila Féry fue desarrollada durante la Primera Guerra Mundial por el físico Charles Féry, a petición del general y ingeniero Gustave Ferrié y a fin de alimentar los aparatos del Telégrafo Militar.
La mayoría de las pilas de esta época son de tipo Leclanché y necesitan el dióxido de manganeso, que se encuentra en un mineral raro en Francia y que debía ser importado de Alemania. Frente a un evidente problema de abastecimiento de este mineral, Charles Féry busca una manera de remplazar el dióxido de manganeso con el dioxígeno, en abundancia en el aire. Él afina un nuevo tipo de pila, las pilas con despolarización por aire.
La pila Féry se compone de un jarrón que contiene zinc, del cual sobresale un cátodo, hecho de un tubo de carbón poroso. El hidrógeno generado en la parte inferior del carbón es recombinado en el agua cerca de la superficie, donde el oxígeno es más abundante.
Estas pilas tienen la ventaja de ser fáciles de mantener, de tener un coste de producción satisfactorio y una capacidad másica importante. De hecho, ellas permiten de obtener una capacidad mínima de 90 amperios-horas con 100 gramos de sales de amoniaco por un peso total de 2 kilogramos.
El empleo de estas pilas se generalizó en los años 1920 y la sociedad Gaiffe-Gallot vendió más de 1 500 000 pilas a la administración francesa.