Manuel António Gomes (1868-1933), más conocido como Padre Himalaya, fue un sacerdote portugués, científico y con dotes de inventor. Aunque sea poco conocido, fue uno de los pioneros en la investigación de la energía solar. Uno de sus mayores logros fue un concentrador solar (Pirelióforo), un ingenio con forma parabólica a base de centenares de espejos que permitía alcanzar una temperatura de 1.500 grados centígrados, suficiente para derretir metales. El principal objetivo era obtener fertilizantes químicos (nitratos) para la agricultura.En la segunda mitad del siglo XIX, las necesidades de la industria agroalimentaria crecían. El nitrato de Chile era un fertilizante muy conocido y constituía una enorme riqueza: ingleses, alemanes y americanos se disputaban los beneficios. Fue precisamente durante el verano de 1900 que el Padre Himalaya, con la ayuda de los artesanos de Sorède, -un pueblecito situado a los pies del macizo de la Albera en los Pirineos Orientales-, subió a espaldas de hombres y mulas el equipo necesario para instalar un concentrador solar. Éste consistía en una estructura parabólica de 7 metros de diámetro recubierta de pequeños espejos de vidrio escalonados y montados sobre una estructura de metal que se orientaba hacia el sol. Durante aquel verano estuvo experimentado con éxito, dado que en este municipio francés cuentan con unas 2.750 horas de insolación. El colectivo “Los amigos del Padre Himalaya” está rehabilitando esta zona y reconstruyendo una estructura idéntica al concentrador solar :
Paléo-Energétique
Reinventer l'Histoire de L'energie