El aerotrén

Tan maravilloso como efímero, el proyecto de aerotrén de Jean Bertin suscita fantasías desde principios de los años 1920.

Sin embargo, es el segundo prototipo que en 1969 supera el récord de velocidad por máquinas dirigidas.

Propulsado por un motor de avión y colocado sobre un colchón de aire, el aerotrén triunfa sobre las tensiones de fricción que frenan los trenos clásicos.

A pesar del gran interés por esta nueva tecnología, principalmente por parte de una veintena de países – entre ellos los Estados Unidos –, el proyecto fue finalmente abandonado en favor del TGV, capaz de alcanzar velocidades equivalentes y que podía usar, por velocidades inferiores, la red ferroviaria existente.