
En 1901, inspirado en las investigaciones de Auguste Mouchot, Émile Zola publica «Trabajo». Esta novela de Zola es una obra futurista acerca del progreso social y el desarrollo industrial. Fascinado, el escritor observó y admiró los progresos técnicos de las diferentes exposiciones universales de París. Zola, que visitó la exposición de 1878, recordó el concentrador solar de Mouchot, el cual le inspiró para la creación de su libro. En «Trabajo», el héroe de esta novela mesiánica, queriendo mejorar la condición humana, crea «Ciudad Felicidad», una ciudad utópica en la cual «acabaría su obra […] el día en que suministrara a la nueva ciudad el poder benéfico de una electricidad sin medida, infinita». Este personaje imagina toda clase de dispositivos a base de energía fósil, pero el posible agotamiento del carbón le aterroriza. Zola retomó el argumento de Augustin Mouchot. El héroe de la novela, piensa en la producción de energía hidráulica, procedente de los ríos, del mar y, finalmente, en la energía solar, como única fuente capaz de emancipar a la Humanidad: «Fue entonces, que al magnánimo sol debíamos dirigirnos, para captar los rayos solares y así transformarlos, con ayuda de algunos dispositivos especiales […]. Su sueño ya reposaba en algunos cerebros. Eruditos y científicos habían logrado imaginar algunos dispositivos para capturar el calor solar, y producir electricidad […]. Y es gracias al sol, que todos los hombres de ‘Ciudad Felicidad’ lograrán vivir, bajo el gran sol benéfico, padre de todos nosotros”. Fuentes: Georges-François Pottier, archivos del departamento de Indre-et-Loire + imagen de Gallica BNF París. La idea desarrollada por Zola era captar la energía solar y almacenarla, de forma idéntica a este proyecto actual de almacenamiento térmico en una torre de agua.