El gyrobus : un transporte público con volante de inercia

Desarrollados por la sociedad suiza Oerlikon en los años 50, los gyrobus han sido utilizados durante aproximadamente siete años en Yverdon y en Grandson (Suiza), en Léopoldville (Congo Belga) y en Gante (Bélgica). Esos vehículos funcionan con un motor eléctrico alimentado por un grande volante de acero que pesa 1500 kg (un volante de inercia). Una vez que el volante es lanzado, su energía cinética es convertida en energía eléctrica y alimenta el motor de propulsión. Durante la subida y bajada de los pasajeros, el volante es recargado y vuelto en rotación. Este sistema permitía de alcanzar una velocidad de 50-60 km/h por una autonomía de aproximadamente 6 km.

El gyrobus tenía múltiples ventajas: era poco contaminante (excepto por la producción de electricidad) y poco ruidoso. Contrariamente a los trolebuses no había necesidad de líneas de contacto en todo el recorrido, porque se recargaban únicamente durante las paradas. Sin embargo, el tiempo de recarga del volante relativamente largo (de tres a cuatro minutos) y el peligro causado por el volante, que pesaba más de una tonelada y era lanzado a una velocidad de 3000 r.p.m., fueron la causa del abandono de este tipo de vehículo a finales de los años 60.

Hoy en día, los volantes de inercia son cada vez más desarrollados por el almacenamiento de energía. En Rennes (Francia), por ejemplo, la energía creada por el frenado del vagón de metro es acumulada en un volante de inercia y enseguida es reinyectada en forma de electricidad.