La Novela de un rayo de sol

La Novela de un rayo de sol, escrita por Mallat de Bassilan, fue publicada en 1885 y es digna de su nombre. En esta historia seguimos Samuel, joven niño de dieciocho años, durante sus varios desplazamientos y encuentros en París. Pero, Samuel parece ser el enlace entre el lector y el tema omnisciente de la novela – casi el personaje principal – el sol. A través de la fascinación de Samuel por esta estrella, el autor nos lembra los beneficios de su radiación sobre la Tierra. Un rayo de sol atravesando la ventana, un centelleo sobre el vidrio de un marco, todos estos pequeños detalles son homenajeados, como lo hace André Gide en su Las Comidas terrestres.

¿Cuál es la relación con las energías alternativas? Estas admiraciones son acompañadas más adelante por discursos científicos sobre las capacidades del sol a producir energía.

“El astro gigante nos envía en ocho minutos con una velocidad de 75,000 leguas por segundo su calor, igual a la que resultaría de once cuatrillones seis cien mil millardos de toneladas de carbón de tierra ardiendo juntas… […] Gracias a la enorme temperatura de sus altos hornos, el sol, que es un excelente ingeniero, dispone de una fuerza igual al trabajo de 217 trillones 316 millardos de caballos de vapor […]”.

Ahí está lo que nos lembra el erudito Sr. Brion, antes de proseguir de manera sorprendentemente visionaria:

“Es por medio de estos pedazos de sol que los coches funcionan sin agua, que los navíos navegan sin velas, que las lámparas iluminan sin aceites. […] Los bosques se consuman, las minas de hulla se agotan; es probable que nos descendientes, empujados para la necesidad de una vida más intensa, utilizarán directamente la energía solar, ¡a pesar de que la tierra no para de paso la semi-millionésima parte de su radiación total!”.

Cuarenta y seis años después del descubrimiento del efecto fotovoltaico por Edmond Becquerel, Mallat de Bassilan predice las futuras invenciones a energía solar. El primero sistema fotovoltaico comercial conectado a la red aparece en California en 1990 y el primero coche que funcionará 100% a energía solar podría ver la luz en 2019.