El kotatsu

El Museo Nacional de Artes Asiáticas de París (Musée Guimet) posee en su colección una pintura de tinta colorida de Hokusai Katsushika (1760-1849), que representa una pareja de enamorados acostados en bajo de una grande manta. Una caja voluminosa parece presidir el lado derecho de la imagen. Lo que nos interesa no es esta pareja del período Edo de la primera mitad del siglo XIX, sino precisamente esta caja.

El kotatsu es una mesa transportable que disimula un hogar de carbón de madera, cubierto por una reja. Los habitantes de la casa sientan alrededor de esta mesa, con las piernas dobladas o extendidas, para se calentar. Este sistema de calefacción, posicionado cerca del cuerpo en lugar de calentar todo el cuarto, permite de reducir la consumación de carbón. La totalidad del sistema puede ser cubierta por una manta, para minimizar la pérdida del calor.

Esta invención es antigua, ya que se remonta al período Muromachi, en el siglo XIV. En esa época el kotatsu se llama irori e indica un hogar que funciona con carbón y que permite calentar esencialmente la cocina. Con la llegada de la electricidad, este hogar rústico se moderniza: el hoyo en el suelo y el gancho para colgar el cazo son reemplazados con un radiador eléctrico.

Además, el kotatsu suscita la convivialidad, puesto que este espacio de vida incita a trabajar, conversar o flirtear alrededor de una taza de té. Con la llegada de la calefacción centralizada en los años 1990, los cuerpos se vuelven más autónomos y distantes.

De esta forma, el kotatsu presenta un ejemplo interesante de solución de baja tecnología, “diseño” y económico, que podría ser adaptado a los hogares en situaciones de pobreza energética.